domingo, 10 de octubre de 2010

días y días y días...

Hay días para todo…

Hay días para la familia, días para los amigos, días para sonreír, días para estar de morros, días para ser feliz o días para ser desdichados, hay días en los que quieres comerte el mundo y hay días en los que ves que el mundo te come…

Hay días para cantar, para brincar, para reir, para gozar… pero también hay días para llorar, para lamentar, para caer… Hay días para errar, y otros para seguir errando, porque si algo sé a día de hoy, es que ya habrá más días para aprender de esos errores y días para cambiar las cosas, porque si hay algo que nunca se acaba a lo largo de nuestra vida son días, y los días son para vivirlos… y mi forma de vivirlos es olvidando los errores del día de ayer y no pensar en lo que me espera en el día de mañana, simplemente preocuparme del día de hoy, de ser feliz hoy y mañana ya se verá.

martes, 5 de octubre de 2010

solo con el tiempo...


Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad; y uno empieza a aprender... que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo, uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que, realmente, puede aguantar; que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... Y con cada día uno aprende.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira, pueden seguir lastimando a quien heriste durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace; pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionará que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que, en realidad, lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que, aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba ya no tiene ningún sentido.
Pero, desafortunadamente, sólo te darás cuenta con el tiempo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Egoísmo puro y duro.



¿Dónde quedaron las buenas palabras? ¿Y las buenas intenciones?
Parece ser que el mundo se mueve cada vez más rápido y que cada vez menos gente se para a observar a los demás, a observar si están bien o si por el contrario están pidiendo una abrazo a gritos silenciosos... Cada vez menos gente se plantea si está haciendo lo correcto o si debiera cambiar su modo de actuar, si con sus actos o palabras daña a alguien, ¿para qué? si ahora lo que realmente importa es que esos actos o palabras te favorezcan a ti, y el resto que se preocupe de lo suyo, que tú ya tienes bastante con lo tuyo...

Cierto es que si que damos un abrazo o se nos escapa un te quiero, ¿pero realmente lo hacemos por esa persona a la que va dirigida? no, lo solemos hacer por nosotros, porque queremos que esa persona sí sepa pararse a observar y a darnos un abrazo si en un momento determinado lo llegamos a necesitar, simplemente nos aseguramos una mano a la que agarrarnos cuando el mundo siga moviéndose tan rápido que necesitemos algo a lo que agarrarnos para no salir despedidos de él...